En enero, la producción industrial (preliminar) de Japón cayó un 7.5% en comparación con diciembre, principalmente debido a paradas en la producción automotriz después de que el terremoto de magnitud 7,6 sacudiese el norte de la península y obligase a interrumpir la producción en las fábricas de Daihatsu Motor Co.

A pesar de un ligero aumento en las ventas minoristas, la contracción económica continuada y la incertidumbre sobre el fin de la política de tasas de interés negativas plantean desafíos. La caída probablemente tendrá un impacto moderado en el PIB del primer trimestre. Sin embargo, se espera una recuperación gradual con la reanudación de operaciones por parte de Daihatsu y un impulso positivo en la producción de máquinas y semiconductores ante el ciclo ascendente de estos componentes a nivel mundial. Los fabricantes proyectan aumentar la producción en febrero y marzo, lo que podría aliviar parcialmente la presión sobre la economía japonesa.

Así, Japón registra la peor caída industrial desde la pandemia, afectando las perspectivas de recuperación de una economía cíclicamente atascada y poniendo a prueba la determinación del banco central mientras considera el momento probable de un esperado aumento de tasas de interés.