Las materias primas se han venido recuperando de las fuertes caídas del año pasado, en línea con el mayor dinamismo de la actividad económica global y las expectativas de cesión de los tipos de interés a medio plazo. El comportamiento por grupos ha sido heterogéneo: los alimentos caen un 6% en lo que va de año; los metales preciosos se revalorizan un 14%; mientras la energía y los metales industriales -los más ligados al ciclo económico- acumulan ganancias del 6% en 2024. En estas últimas, las curvas de futuros -en backwardation- revelan un mayor tensionamiento de los precios a corto plazo. Si bien esta señal puede estar reflejando el actual entorno de incertidumbre geopolítica y las crecientes restricciones de la oferta en algunos casos, la mejora en las perspectivas cíclicas añade presión alcista sobre los precios.

La evolución de las divisas ha sido mixta considerando la relación histórica con las materias primas. Las divisas emergentes han experimentado fuertes correcciones recientemente pese al impulso de las commodities, impactando en ellas el escenario de repreciación de los tipos estadounidenses (y la apreciación del USD). La propia correlación del USD con los precios del crudo, que ha pasado a ser positiva en los últimos años tras la conversión de EE. UU. en exportador neto, ha debilitado la relación positiva del crudo con las divisas tradicionalmente más sensibles (CAD, NOK o COP).

Por su parte, la evolución del AUD -muy correlacionada con la de los metales industriales- sí ha capitalizado el ligero aumento de los precios de los metales y el mayor dinamismo de la actividad manufacturera en China. El mayor recorrido alcista que anticipamos para las materias primas a corto y medio plazo debería actuar como soporte para las divisas más sensibles a esta clase de activos.